miércoles, 18 de septiembre de 2013

Fira del Meló


Ya hacía varios años que tenía ganas de asistir a esta fira y por fin hemos podido ir a verla. Desde que fuimos a la Fira de la Carabassa en Muro, tenía ganas de conocer a los melones gigantes de Vilafranca de Bonany.


Decoración de la fira

Un gran consejo que os puedo dar para cuando vayáis a este tipo de firas es madrugar. Vale la pena, os lo prometo. Porque el camino desde Palma es de casi una hora. Llegamos allí sobre las 10 de la mañana y pudimos ver todos los puestos con mucha tranquilidad, ya que el mogollón venía cuando nosotros ya lo habíamos visto todo.
 

Vespas antiguas
Normalmente los pueblos cierran sus calles y habilitan un párking a la entrada del pueblo. ¡Pues aquí empezamos!. Lo primero que pudimos ver fueron unas vespas antiguas tuneadas xulísimas. En casi todas las firas de Mallorca suele haber algún puesto con motos o coches antiguos, pero estas las encontramos especialmente originales y nos llamaron la atención. ¿Qué os parecen?
 
 
Me gustó mucho la decoración del pueblo. Y lo mejor, es que había degustación de melones. ¡Y gratis! Y la verdad, es que estaban todos buenísimos. Tal y como dicen ellos, los melones de Vilafranca de Bonany son los más buenos y son muy dulces. También duran muchísimo tiempo sin ponerse malos, eso sí, si no están abiertos.
 

Tipos de almendras
Vimos muchos de los puestos típicos de este tipo de firas, pero que nunca me canso de ver. El puesto de aves rapaces, la cerámica de barro, las ovejas, cabras y lo más sorprendente, una mezcla de cebra y burro. Había un puesto muy original con los diferentes tipos de almendras que existen. ¡Muy curioso! No sabía que había tantos tipos de almendras. Más redonditas, más puntiagudas...
 
 
También vimos algo que nos llamó la atención y que algún día nos encantaría hacer: un viaje en globo. Nunca había visto la cesta de un globo de cerca y es más grande de lo que creía.


Concurso del melón más grande
Antes de irnos vimos el concurso para elegir al melón más grande de este año y el ganador fue uno de unos 21 kilos, si no recuerdo mal. Cada melón tiene un número y se van pesando uno a uno sin desvelar quién o quiénes son los dueños del melón. Solo dicen el nombre cuando van a entregar el premio. Quines coses! Seguro que los tienen bien escondidos y que hay más de un pique en el pueblo.


Nos despedimos desde esta fira tan especial y que nos ha encantado. Tenemos pendiente la visita cultural al pueblo, pero eso será más adelante, que el invierno es muuuuuuy largo.


¡Hasta la próxima!